sábado, 18 de agosto de 2012

“Nuestros criterios de compra de productos ecológicos frescos son muy claros: primero local, segundo andaluz y, por último, estatal”

Aunque el consumo de productos ecológicos es minoritario, cada vez más personas consumen este tipo de alimentos, para cuya producción no se ha empleado ningún producto químico, por sus beneficios y por la justicia de un comercio que beneficia por igual a consumidores y productores.


Producción ecológica, agricultura familiar, campesina y local, basados en una relación de comercio justo, consumo responsable y respeto mutuo. Son las características de la cooperativa sevillana La Ortiga, que aúna a productores y consumidores para los que la calidad de los alimentos que ingerimos es lo más importante. Hemos hablado algunos de sus miembros.


¿Cómo surgió el colectivo La Ortiga y con qué fines?


La iniciativa partió de un grupo de productores ecológicos de Sevilla y alrededores que decidieron favorecer el comercio de alimentos ecológicos en su zona cercana. Coincidió la coyuntura con uno de los mayores fraudes que se ha dado en el sector ecológico andaluz: en la televisión alemana se denunció a la empresa de la presidenta de la autoridad de control de la producción ecológica andaluza por fraudulenta, es decir, por vender productos convencionales como ecológicos. Esa denuncia hundió al incipiente sector ecológico andaluz porque le dejó sin su principal vía de comercialización: la exportación. Simultáneamente a esa situación a nivel de la producción, había consumidores que buscaban abastecerse de estos alimentos y no había tiendas donde comprarlos. Se unieron dos colectivos que necesitaban encontrarse: productores ecológicos sin salida comercial y consumidores ecológicos sin lugares donde abastecerse. Era fácil ponerse de acuerdo e iniciar una experiencia de comercialización. Además, en ambos colectivos había mucha conciencia de la necesidad de promover la agricultura ecológica a escala local. Las primeras reuniones en Sevilla ocurrieron en otoño de 1992. El primer intercambio de mercancía ocurrió el 19 de enero de 1993. La demanda fue creciendo y en el verano de 1993 nos constituimos como asociación de productores y consumidores sin ánimo de lucro.


En el año 2001, el crecimiento de la asociación provocó el replanteamiento de algunas cosas, entre ellas, establecerse como cooperativa de consumidores (no existe legalmente en España la figura de cooperativa de productores y consumidores y hubo que elegir) en el local que hoy es nuestra sede del centro. La necesidad de dar el salto a cooperativa lo marcó el hecho de que el volumen de mercancía y dinero que se movía nos situaba en una situación delicada en temas legales. Veíamos como los colectivos más fuertes de nuestro entorno iban convirtiéndose en cooperativas de consumidores porque era la fórmula legal que mejor facilitaba el modelo de crecimiento. No fue una decisión fácil porque algunas personas socias consideraban que la cooperativa nos haría perder nuestro espíritu asociativo y no poca gente abandonó el proyecto. Sin embargo, las personas que decidieron tirar del carro fue gente muy comprometida.

En el año 2008, en un intento de hacer la cooperativa más accesible desde fuera del centro, se monta una segunda tienda en Sevilla Este.

Los fines originales estaban enfocados sobre la producción ecológica, la agricultura familiar, campesina y local, basados en una relación de comercio justo, en resumen lo que normalmente se entiende como soberanía alimentaria. Por otro lado, a nivel del consumidor inculcando ideas de consumo responsable, junto con el consumo saludable de productos ecológicos y las ideas de respeto al productor con el comercio justo.

Cuando se formalizó la cooperativa, se amplió y abrazó los fines originales con las ideas de economía altermundista, más integrador, enredándose en muchas otras iniciativas de carácter similar y apoyándolas.


¿De cuántas personas se compone la cooperativa?


Somos aproximadamente unos 350 socios activos.


¿Cuál es su funcionamiento y qué hay que hacer para formar parte de ella?


La cooperativa es asamblearia, es decir, todos los socios nos reunimos mínimo dos veces al año para ver la evolución de la misma y votar las directrices que se van a seguir hasta la siguiente asamblea. Estas directrices son llevadas a cabo con el Consejo Rector que es votado en asamblea y que se encargará del día a día de la cooperativa.

Para formar parte de la cooperativa, se suelen seguir unos pasos: el primero es asistir a una reunión de bienvenida donde te explican cómo surge la cooperativa y porqué, cuáles son sus fines, cómo se abastece de productos, quiénes forman parte de ella… Los colaboradores que se encargan de la reunión de bienvenida te citarán junto a varias personas y, si la explicación te satisface y quieres ser socio, el colaborador te dará el formulario de alta en la cooperativa, y pasas a ser socio provisional (pudiendo comprar con tarifa de socio) hasta que el Consejo Rector en una de sus reuniones aprueba el alta. En ese momento se hace la aportación al capital social (algo obligatorio en todas las cooperativas) que está alrededor de los 70 euros y que se recupera en el momento que te das de baja de la cooperativa.

¿De dónde provienen los productos que vendéis desde las tiendas con las que cuenta la cooperativa?

Una parte importante (entre el 60 y el 80% dependiendo de la época del año) de los productos frescos viene de los socios productores, es decir, agricultores ecológicos que son socios de la cooperativa y traen sus cultivos a la misma para su venta, siguiendo una de las directivas más importantes de la cooperativa, apremiar las ventas de productos locales y familiares.

Otra parte viene de productores que no son socios y por último de distribuidores reconocidos de productos ecológicos, que se extienden tanto a nivel nacional como internacional con la idea de cubrir la mayor gama posible de productos.

Nuestros criterios de compra de productos ecológicos frescos son muy claros: primero local, segundo andaluz y, por último, estatal. Ninguno de nuestros productos frescos procede de fuera de la península ibérica. No queremos vender manzanas ecológicas chilenas por muy ecológicas que sean y por muy amigos que seamos de los chilenos. El fomento de las economías locales, de las producciones campesinas y profesionalizadas es parte de nuestra razón de ser.

Los productos ecológicos tienen un precio más alto y en la situación económica en la que nos encontramos puede que muchas personas no puedan permitirse consumirlos. Por ello, ¿cómo está afectando la crisis a la producción y a la venta de productos ecológicos?


Efectivamente, la crisis también afecta a la cooperativa a nivel de ventas, lo que se traduce en pedidos más pequeños, que afecta a los productores. Precisamente a principios de verano se ha realizado una reunión con los socios productores para poder actualizar el listado de precios y que no perjudiquen ni a los socios productores ni a los socios compradores, consiguiendo reducir algunos precios (otros han subido) para adaptarnos a la crisis y conseguir que los socios de menor renta puedan mantener sus compras.

Nuestros precios pretenden ser justos para el consumidor, pero también para el productor, ya que si queremos una economía social para nuestra cooperativa, es de coherencia que los productores reciban un beneficio por su trabajo que les permita vivir dignamente y no explotados como los que se dedican a la agricultura convencional. Asimismo, la persona que elije como opción comprar productos ecológicos, está fomentando una economía sostenible, amén de respetar el medio ambiente y su propia salud. Tras esto, ¿realmente se puede afirmar que los productos ecológicos son caros?

Merece la pena destacar que, en contra de lo que suele pensarse, algunos productos ecológicos son más baratos que el convencional de otros establecimientos y que merece la pena que el comprador venga a comprobarlo con sus propios ojos.

Y queremos destacar que, a pesar de la crisis, hay gente que aumenta su concienciación sobre la importancia de apoyar colectivos como La Ortiga por diversas razones: por motivos de salud, por mayor conciencia medioambiental y por dejar su dinero en manos de productores y cadenas de comercialización que responden a criterios sociales que una parte creciente de la población quiere apoyar. Perdemos socios por un lado y los ganamos por otro. Nuestra cooperativa es un colectivo dinámico.

¿Comercializáis todo tipo de alimentos?


Sí, aunque existen algunas salvedades, una de ellas es respecto a productos del mar, la cooperativa no tiene pescadería, no disponemos de pescado fresco y lo único que se vende es en conserva. Esto es debido en parte a la trazabilidad del pescado, es decir, es complejo conocer el origen del pescado y su método de pesca, sobre todo en estos momentos que está pasando el mar, la sobreexplotación de caladeros y los métodos de pesca irresponsables están produciendo un agotamiento tan serio de estos productos que nuestros hijos solo los conocerán a través de los documentales o formarán parte de un vago recuerdo. Las otras salvedades están relacionadas con productos con los que no hemos encontrado aun productor ecológico, como sucede con la piña, pero siendo este un producto tropical y viviendo nosotros en una región de clima mediterráneo, con la variedad de frutas que aquí existen, ¿realmente una fruta de clima tropical puede aportarnos algo nuevo que no lo hagan las frutas locales?

Pero no solo ponemos a la venta productos alimenticios, puesto que podrás encontrar artículos de limpieza, cosmética natural, y aseo personal, un esfuerzo que se hace para ofrecer una variedad de artículos y alimentos que cubran las necesidades de cualquier familia.

En La ortiga no se compra cualquier producto porque sea ecológico. Lo que se ofrece en nuestra cooperativa ha pasado por el visto bueno de nuestra Vocalía de Control de calidad que sigue los criterios de los que nos hemos dotado a lo largo de los años que llevamos funcionando. Algunos de estos criterios ya han sido mencionados: proximidad, producción local, socios de la cooperativa, economía social, relaciones justas en la cadena de comercialización,… Y eso nos permite seleccionar, dentro de la oferta ecológica que hay en el mercado habitual, la que mejor se adapta a lo que la gente de La ortiga demanda.


¿Qué opináis de los alimentos modificados genéticamente?


La cooperativa pertenece a la PALT, la Plataforma Andaluza Libre de Transgénicos, cuyo título se explica por sí solo. Pero por desarrollar un poco la respuesta, los OMG (Organismo Modificado Genéticamente) no están exentos de riesgos para la salud, ningún científico puede probar que lo estén. El hacer los OMG resistentes a productos químicos solo implica más contaminación medioambiental, más químicos para el cuerpo del consumidor, y la privatización de las semillas, lo que condena al productor a comprar productos químicos y semillas a grandes industrias haciéndolos esclavos de las mismas.


Es más, la cooperativa pone en contacto a productores a través de la Red de Semillas para impulsar la biodiversidad, y la preservación de las variedades locales, completamente en contra de las políticas de las grandes industrias que buscan la explotación a través de monocultivos que no hacen más que empobrecer las zonas donde se cultivan.

Los transgénicos son una herramienta que trabaja para desarrollar un sistema agroalimentario absolutamente alejado del sistema que se quiere promover desde nuestra cooperativa. Los transgénicos no trabajan para alcanzar la soberanía alimentaria y este principio para La ortiga es un principio base en nuestras actuaciones. Una cooperativa como la nuestra nunca podría participar en la comercialización de este tipo de alimentos.

¿De qué forma contribuye La Ortiga al impulso de la economía local?


En parte ya se ha respondido a esta pregunta, puesto que ya mencionamos que una de las directivas de La Ortiga es precisamente la apuesta por la producción familiar y local. De esto se encarga la vocalía de compras, ventas y control de calidad, que prioriza la producción de ese tipo.


Puesto que no se dispone de todos los productos necesarios a nivel local, se va abriendo el área de compra de los productos. Solamente se adquieren alimentos procedentes de fuera de nuestras fronteras para alimentos transformados y siempre que no los encontremos de producción local.


¿Y al comercio justo?


La contribución al comercio justo es total, no se entiende la cooperativa sin este criterio, y es una de las directivas de la misma. Se empieza como se ha indicado anteriormente, con establecer los precios en acuerdo con los socios productores en reuniones. Fuera de estos productos solo se admiten productos de comercio justo, y es fácil de reconocer cuando muchas etiquetas tienen el sello Fair trade.


En La Ortiga nos preocupan las condiciones laborales de las personas que producen lo que consumimos, no solo porque vivan en otros países menos desarrollados tienen peores condiciones, aquí también ocurre, y es también uno de los criterios para decidir qué productor nos suministran.


¿Qué relación existe entre productores y consumidores de productos ecológicos?


Es una relación directa, es decir, las tiendas de la cooperativa venden los productos que los mismos productores traen o mandan a través de transportistas. Los márgenes de ganancia de la cooperativa se establecen solo para el mantenimiento de los gastos de la cooperativa, y aquí me  gustaría recalcar que la cooperativa es una asociación sin ánimo de lucro donde los dueños somos todos los socios, y no existe reparto de beneficios.


¿Qué tipo de actividades de sensibilización lleváis a cabo desde La Ortiga para concienciar sobre las ventajas del consumo de productos ecológicos?


Las cuatro vocalías realizan actividades en ese sentido, cada una enfocada hacia un tipo de actividades. La vocalía de Compras, Ventas y Control de Calidad está organizando visitas a huertos y degustaciones, la Vocalía de Actividades y Formación Cultural se está centrando en charlas, la Vocalía de Iniciativas y Proyectos está gestionando la participación en ferias como la  Feria de Ecológica de Productores Locales de COAG, y la Vocalía de Comunicación y Sensibilización desarrolla una serie de actividades como el programa de radio “A la huerta de la esquina” en Radiopolis, los video-forum, y actualización de la web y las redes sociales tanto de actividades nuestras como de otros colectivos afines.


Todo este trabajo lo realiza un grupo de personas voluntarias que colaboran en su tiempo libre con el único afán de hacer conocer el movimiento a toda persona que esté interesada. En algunas ocasiones, los resultados no son fructíferos pero eso no nos hace perder las esperanzas porque nos vemos rodeados de personas con un valor humano enorme, y porque en el fondo sabemos que es una lucha donde nuestras armas son la salud, la ética, y la responsabilidad, valores que consideramos muy valiosos e importantes.


¿Cómo definiríais un consumo responsable?


En mi opinión, la clave del consumo responsable la da la teoría del decrecimiento con su lema “vivir mejor con menos”. Calcular tu huella ecológica, hídrica y de carbono te sirve para entender que estás consumiendo más de lo que necesitas, mientras le estás robando recursos a alguien que realmente los necesita.


Sigue el movimiento slow, compra cerca de tu vivienda para poder desplazarte a pie o en bicicleta, lleva tus propias bolsas de tela porque, por ejemplo, en La ortiga solo tenemos pequeñas bolsitas biodegradables (de cierto coste) para organizar tu compra pero no para transportarla. Por supuesto, compra productos ecológicos para no contribuir al deterioro del medioambiente y por tu propia salud, y realmente compra solo los que necesites para no contribuir a la generación de basura. Repara o recicla todo lo que puedas, por ejemplo, en La ortiga, algunos productos de limpieza son de envase retornable, y en los que no lo son encontrarás el símbolo de reciclable, por lo tanto, no olvides tirarlos en los contenedores adecuados.


¿De qué forma desarrolla La Ortiga una economía alternativa y solidaria?


Efectivamente, La Ortiga es un proyecto de economía altermundista, que engloba algunos de los conceptos que ya hemos mencionado, asamblearismo, producción local y familiar, comercio justo, consumo responsable, etc., combinándolos y apostando por las otras alternativas éticas como la banca ética (FIARE, Triodos Bank, etc.) que ya estamos usando, energías renovables (Som Energía), bancos de tiempo y monedas sociales (PUMA, JARA, etc) que estamos en proceso de usar.


El objetivo es estar fuera del circuito convencional y supermercadista, donde grandes superficies y grandes distribuidores se adueñan de las producciones y chantajean a los productores. El supermercadismo trae consigo la destrucción del campesinado, puesto que los productos vienen de fuera y de países con malas condiciones laborales, generan menos empleo y de mala calidad, y venden productos de peor calidad. Visto así, está claro que el consumidor debe usar su “voto económico“  para hacer su comprar siguiendo los principios de la economía altermundista.


Las personas que formamos nuestra cooperativa no lo hacemos únicamente pensando en cuidar nuestra salud, porque no somos una tienda, es un proyecto que demuestra la idea de que otro mundo es posible, tanto en relaciones económicas, ambientales y humanas.


¿Qué acogida tienen los productos ecológicos en Sevilla? ¿Los consume mucha gente?


Si viajas al extranjero, a países como Francia, o las Islas Británicas, te das cuenta que la acogida que reciben este tipo de productos en Sevilla es más bien minoritaria, en comparación con aquellos, que encuentras los productos “organic” casi en cualquier establecimiento.


En relación a la población sevillana está claro que poca gente los consume, no se tiene esa conciencia ética, temen que los engañen, y todo eso arropado por cierto conservadurismo y arrastrados por la moda del “american way of life”, donde se va en coche a un gigantesco almacén donde se carga la cesta de la compra de los productos más baratos, sin importar nada más.


¿Pensáis abrir más tiendas en Sevilla?


No, al menos a corto y medio plazo. No hay que olvidar que la cooperativa es un proyecto altermundista, que tiene las tiendas como medio para alcanzar sus objetivos, pero impulsamos todas las iniciativas éticas que puedan surgir, y para nosotros cumplir nuestro sueño sería ver que todos los barrios de Sevilla tienen tiendas como La Ortiga, ecológicas, de comercio justo, de consumo responsable, etc., y que la población responde bien a estas iniciativas haciendo sus compras en ellas.