domingo, 3 de junio de 2012

Tener menos para ser más

Es la propuesta del movimiento denominado Decrecimiento, una corriente que lucha por el control de la producción económica y que defiende un consumo y una producción responsables, huyendo del producir por producir.

El Decrecimiento es una corriente de pensamiento político, económico y social que rechaza el crecimiento por el crecimiento proclamado por el liberalismo. De esta forma, pretende crear una conciencia social que establezca un equilibrio entre el ser humano y la naturaleza a través de un consumo responsable y justo de los recursos naturales. Por ello, defiende la relocalización, la cooperación, la durabilidad, la sobriedad, la autoproducción y el intercambio mediante la lógica de la simplicidad voluntaria o, lo que es lo mismo, la vida sencilla, alejada del consumismo y del materialismo indiscriminado vigente en la actualidad.

Este movimiento es heredero de las corrientes de pensamiento anti-industriales del siglo XIX y de los escritos de pensadores del siglo XX, como el escritor Georgescu-Roegen o los agrupados en el Club de Roma.  El Decrecimiento comienza a tomar fuerza en Francia de la mano de teóricos como el economista francés Serge Latouche, que propone como pilares del Decrecimiento las “8 R”: revaluar, reconceptualizar, reestructurar, relocalizar, redistribuir, reducir, reutilizar y reciclar. En España, uno de sus defensores es Carlos Taibo, escritor, editor y  profesor Titular de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid. 




El Decrecimiento también propugna no tener en cuenta únicamente el Producto Interior Bruto (PIB) para medir el desarrollo y la riqueza de un país, sino utilizar otros parámetros como el Índice de Desarrollo Humano y la Huella Ecológica. Pone en tela de juicio los conceptos de poder adquisitivo y nivel de vida antes de llegar a una situación de decrecimiento forzado. Por ello, en tiempos de crisis, se erige como una premisa mucho más necesaria. El crecimiento infinito es imposible porque los recursos no son ilimitados. La sociedad va evolucionando, pero ese infructuoso avance trae de la mano un gran retroceso, pues parece que el único crecimiento posible es el crecimiento económico y, por tanto, el consumismo y la explotación indiscriminada de los recursos naturales. Estos contribuyen a crear paraísos artificiales donde las masas viven para consumir, en lugar de consumir para vivir, fomentando el materialismo y creando sociedades más acomodadas e injustas que producen y consumen cosas que realmente no necesitan. El Decrecimiento defiende un consumo responsable de todos los bienes que consumismos, desde todo tipo de productos hasta la alimentación, basándose en la necesidad de consumir, y no en la comodidad y en las ansias de tener más. Además, el consumo sin límites de los países del Norte supone el empobrecimiento de los del Sur.


Ahora bien, para llevar a la práctica la doctrina del Decrecimiento es necesario un cambio de valores bajo la premisa de vivir mejor con menos, apreciando lo que tenemos y compartiéndolo a través de comunidades locales, de forma que fomentemos el altruismo y la colaboración mutua en lugar del fervoroso individualismo reforzado por el sistema económico capitalista.

En relación con el Decrecimiento, hoy recomendamos el documental Comprar, tirar, comprar, que profundiza en la obsolescencia programada o cómo los objetos que consumimos son producidos con fecha de caducidad para que el consumo no decaiga.

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